Viajando también se tienen días malos, en Bali tuve un problema tras otro. De todo se aprende, y por eso en este post comparto lo que me pasó y lo que aprendí con esta experiencia, esperando que pueda resultarte útil.
Todo empezó cuando saqué la cámara en el avión y vi que no funcionaba. A partir de aquí fue una cosa tras otra: me timaron, me tocaron, me caí, tuve problemas con perros, con cajeros, con las tarjetas del banco e incluso con un visado.
A causa de estos contratiempos no conseguí sentirme a gusto en Bali, no llegué a conectar, no pude disfrutar, y acabé con problemas de ansiedad. Y es una pena porque es una isla preciosa con una cultura muy interesante y la mayoría de personas que conocí eran buena gente.
En la vida hay días buenos y días malos y viajar no es excepción. De todo se aprende, y por eso escribo este post. No sólo para desfogarme, que también me hace falta, sino para compartir lo que he aprendido con esta experiencia, esperando que pueda resultarte útil.
1. Se estropeó la cámara de fotos
Por primera vez pagué para elegir el asiento. Quería ventana. El vuelo de Singapur a Bali era de tres horas en las que volaríamos por encima de miles de islas. No me lo quería perder, y quería fotografiarlo.
Poco después de despegar empezó el espectáculo. Las islas. Las nubes. El color del mar.
Saqué la cámara. Se encendió la pantalla pero no se abrió el objetivo. Me salió un mensaje de error. La apagué, la cargué, la encendí, la sacudí, le pedí por favor que no me abandonara. No hubo forma.
Por si fuera poco ni en Ubud ni en Canggu encontré un lugar para repararla. Durante todo el mes tuve que hacer las fotos con el móvil, que no tiene mucha calidad.
Aprendizajes:
- Ir con más cuidado con la cámara
- Cuando tenga que cambiar el móvil, elegir uno con buena fotografía (¡por si acaso!)
2. Me timaron al comprar una SIM local
Nunca pensé en negociar el precio de una tarjeta de teléfono. El precio de un taxi si. El precio de una artesanía también. Pero una SIM no.
Iba con un chico local, él me recomendó la tienda y vino conmigo. Cuando me dijeron el precio me pareció un poco caro pero sabía que en Indonesia salía más caro que en Malasia. Pagué sin dudar.
Me di cuenta del timo unos días más tarde cuando, hablando con una amiga que había llegado unos días antes, salió el tema de la tarjeta de teléfono.
Yo pagué cuatro veces más por la mitad de datos.
Aprendizaje:
- Aunque me gusta viajar sin planes y dejar que el viaje fluya, merece la pena informarse mínimamente. Si me hubiera informado del precio real de la SIM no me habrían timado.
3. Varios perros se me echaron encima (¡y un mono!)
Creo que ya lo he dicho en algún momento: me dan miedo los perros. Especialmente cuando vienen corriendo hacia mí, me ladran, me enseñan los dientes, se me acercan mucho y no me dejan pasar.
Si te muerden te tienen que vacunar de la rabia. Cinco veces.
En Bali había muchos perros, tanto en Ubud como en Canggu. Varios viajeros me dijeron que también tenían miedo de esos perros.
En el famoso “Monkey Forest” mucha gente daba plátanos a los monos para que se les subieran encima y sacarse fotos. No es buena idea. Los monos también muerden y son portadores de rabia.
Aún sin llevar nada de comida encima un mono se me subió por el pantalón y mordió el bolso.
¡Apártate, apártate!!!
Por suerte conseguí sacudirlo.
Aprendizaje:
- Mostrarse firme con los perros, hacer algo de ruido y un gesto con la mano. No mostrar miedo.

4. Un cajero se me tragó el dinero
Fui a un cajero en Ubud. No funcionó. Probé el del lado, de otro banco. Tampoco. Probé 4 o 5 cajeros sin conseguir sacar dinero. El último de ellos me dijo que no tenía fondos.
¿Como que no hay fondos? Si en esta tarjeta quedan 100 euros y quiero sacar 65.
Miré mi cuenta a través del móvil. Uno de los cajeros me había cobrado los 65 euros sin darme el efectivo, y no sabía cuál de ellos. Quise llorar.
Los cajeros estaban en la calle, no había nadie. Pregunté en las tiendas más cercanas, me dijeron que llamara mi banco. Contacté el banco y por suerte al cabo de una hora me devolvieron el dinero.
Aprendizaje:
- A partir de ese momento cada vez que iba a un cajero por primera vez sacaba 10 o 20 euros. Si funcionaba, sacaba lo que necesitaba.
5. Un hombre me tocó
Era mediodía, había salido para ir a comer. Caminaba por una calle tranquila cuando vi una moto que venía en dirección contraria. Me aparté un poco, como siempre, para que no me pasara por encima.
Todo fue muy rápido. Sin parar la moto, al acercarse a mí el hombre extendió el brazo y me tocó.
Llevaba un casco integral así que no sé si era local o extranjero.
Poco importa, me quedé en choc.
Mi primer reflejo fue mirar la ropa que llevaba puesta. Pantalones largos y anchos, camiseta de manga corta, sin escote, enseñando un poco los hombros. ¿Qué hice mal? Pensé. ¿Será mi culpa? Me pregunté.
A partir de ahí empecé a tener problemas de ansiedad.
Aprendizajes:
- No, no fue mi culpa. Yo fui la víctima, no la culpable. Aunque hubiera ido con tirantes y minifalda la ropa no justifica una agresión.
- Meditar va bien para controlar la ansiedad.
6. Me caí y terminé con una infección
Llovía. El suelo resbalaba mucho, resbalé y caí de culo. Aunque me dolía el codo izquierdo me reí hasta que vi que tenía el codo como un mapa. Y sangraba, tenía un corte pequeño pero profundo.
Lo limpié enseguida, 4 veces. Dos con jabón y dos con micromina.
A la mañana siguiente tenía una infección.
Fui al hospital, lo limpiaron con unas pinzas, lo desinfectaron, me hicieron una radiografía, me vendaron y me dieron antibióticos.
Tuve la herida tapada durante una semana. Vi otro médico pasados unos días para comprobar que se estaba curando bien. Nunca una herida tan pequeña me había durado tanto.
Aprendizaje:
- Es normal que la herida se infectara, por dos motivos. Uno, a causa de la lluvia y la humedad aparecen muchas bacterias. Dos, al ser otro país mi cuerpo no estaba acostumbrado a esas bacterias.
7. Me robaron los datos de la tarjeta y me la bloquearon
El día que tenía que ver el segundo médico mi tarjeta principal dejó de funcionar. No conseguí sacar dinero en ningún cajero.
Escribí al banco. Me dijeron que la habían bloqueado por actividad sospechosa y me preguntaron si yo había realizado esas compras por internet.
Choc. ¡Esas compras no eran mías! Había una de 37 euros aprobada y una de 300 bloqueada. ¡Menos mal que el banco bloqueó la de 300 euros!!
Pero claro, al bloquear la tarjeta tampoco la puedo usar yo. El banco hará una tarjeta nueva que mis padres tendrán que ir a buscar para mandármela a Asia.
Aprendizajes:
- El robo de datos de tarjetas existe, aunque todavía no sé cómo evitarlo en el futuro.
- Confirmado: es mejor viajar con varias tarjetas por si a alguna le pasa algo.
8. Se equivocaron con mi visado de Vietnam
Para ir a Vietnam por un mes tenía dos opciones: pedir un visado electrónico, que se paga por adelantado; o pedir una carta de aceptación para pedir y pagar el visado en el aeropuerto.
Para evitar colas en el aeropuerto preferí el visado online, aunque me equivoqué y lo pedí a través de una agencia en vez de la página oficial.
Cuando me llegó el visado el martes por la mañana vi que había un error: en vez de 30 días me habían dado 23.
Contacté la agencia enseguida. Después de hablar con ellos cada día, me dijeron que era un error del departamento de inmigración y que no lo podían corregir. Al final, el viernes me mandaron una carta de aceptación para que pudiera pedir de nuevo un visado en el aeropuerto.
Aprendizajes:
- Supongo que no fue culpa de la agencia, pero creo que es mejor tramitar el visado desde la página oficial, sin intermediarios.
- Pedir el visado con más antelación, aunque no se tenga que mandar el pasaporte por correo.
9. Llovió mucho (en la época seca)
Siempre pensé que época de lluvias significaba “lluvia cada día” y época seca “casi nada de lluvia”, pero en Bali el tiempo no es tan matemático.
En Ubud me llovió casi cada día en dos semanas. En Canggu vi un poco más el sol, pero aún así llovió la mitad de días. Quería hacer una excursión de un día que al final no hice por el tiempo.
De hecho el día que me fui cayó un diluvio. De camino al aeropuerto empezó a llover y todavía seguía cuando despegamos. Más tarde supe que una hora después de mi vuelo se inundó el aeropuerto y retrasaron muchos vuelos. Eso, ¡en época seca!
Aprendizaje:
- No confiar en el clima y estar preparado para todo.
10. Bali no tiene transporte público
En Bali no hay transporte público. La única forma de moverse es alquilando una moto, en taxi o en tours turísticos.
Para alguien que no sabe ir en moto y viaja con poco presupuesto esto es complicado. Me tocó pagar taxi para ir de/ al aeropuerto, para ir de Ubud a Canggu, para ir a un par de lugares que quería visitar.
Además ni Ubud ni Canggu son agradables para caminar. En Ubud el tráfico es terrible y las aceras tienen agujeros. En Canggu no hay aceras y las distancias son muy largas. Para imprimir el visado de Vietnam tuve que alquilar una bicicleta. Y de noche son lugares muy oscuros.
Aprendizaje:
- Bali no es un lugar para mí, es un lugar para gente que sepa ir en moto o para grupos que puedan compartir los gastos de los taxis.

Conclusión
Tuve mala suerte. Algunas de las cosas que me pasaron no fueron culpa de Bali, pero pasaron justamente cuando estaba allí y acabé con problemas de ansiedad. Reconozco que es una isla bonita con una cultura muy interesante, aunque yo no la pudiera disfrutar.
Y de todo se aprende.
Quizás volveré, algún día. Si puede ser, con alguien que sepa ir en moto.
¿Qué problemas has tenido viajando, y qué aprendiste de ellos?
¡Para guardar en Pinterest! ⬇️⬇️⬇️
Uhmmm vaya tela a mi en Bali me pasó que a la entrada nos cobraron “comisión para entrar”, así que adicional a la visa, nos tocó dar “soborno” a un oficial de migración para poder entrar. La playa me pareció horrible, sucia y bueno al menos la que vi los primeros días no me impresionó. También a mi acompañante le dio Chikungunya y fue tenaz, pero lo que dices es cierto moverse toca en moto y nosotros pudimos hacerlo y fue genial para ir a muchos sitios y no depender de otros, además que como dices puede salir más económico 🙂
Guapa, esta isla es genial, creo que tiene mucho para enseñarnos y puede que pasen cosas incómodas y malucas, pero lo que nos deja es lo que importa a la final, como el viaje mismo. Un abrazo guapa y ánimo 🙂
Sobre el tema de la tocada decirte que es una putada, vaya tela, no mola nada y te diré que gracias a vivir toda mi vida en un país donde lamentablemente tienes que defenderte de estas cosa,s he aprendido a ser precavida y aunque en España puede que no lo veas, ya te digo yo que yo por lo menos tiendo a por ejemplo parar cuando voy por una calle y siento que viene una moto, sea que venga una persona solo o en pareja (más aún si es pareja). Lo cual no digo que sea lo mejor, pero bueno algo ha ayudado. Y si te contará las experiencias que he tenido “protegiéndome” de malas experiencias con personas en moto, te reirías o llorarías conmigo 🙂
Nada guapa, aprender y seguir adelante con buena actitud como siempre. A seguir disfrutando del viaje 🙂
Vaya Laia que mes tan ajetreado tuviste en Bali. A mi gusta definir a las ciudades tal como si fueran personas, darles personalidad y de esa forma saber cómo nos trataron. Tal vez Bali fue algo así como esos maestros que nos enseñan cosas desagradables, pero que luego pasa el tiempo y podemos verlo todo desde el aprendizaje. Particularmente no me gusta usar la palabra culpa, la he ido sacando de mi vocabulario, tampoco me gusta victimizarme porque me quedo entonces enganchada de las situaciones. Me alegro que hayas hecho este post y le hayas dado esta connotación de reflexión y aprendizaje, además porque la idealización de vivir viajando es bueno compararla con este tipo de experiencias, puede que en un viaje la cámara fotográfica no funcione, y en el próximo viaje tenga problemas con el visado, y en el siguiente alguien quiera propasarse conmigo, pero lamentablemente todas estas cosas ocurrieron en un mismo viaje y es como difícil verle el lado positivo, pero creo que Bali se merece una segunda oportunidad y es preciso regresar allí tal vez con otra edad, puede que en compañía, pero siempre con la mente abierta a recibir todo lo bueno que los lugares tienen para ofrecernos. Saludos.
Ufff Laia…vaya viaje más movido tuviste en Bali.
Como dices al principio del post a veces tenemos días buenos y días raros por decirlo de alguna manera.
Me ha gustado de tu artículo que a cada una de las situaciones le has encontrado un aprendizaje.
Eso es lo importante, saber sacar lo bueno de lo que sucedió. Todo lo que te ocurrió, apareció en tu vida para enseñarte algo.
Yo recuerdo un mal momento en El Cairo en donde el hombre del gimnasio del hotel quiso besarme a la fuerza en el ascensor. Fue un momento de pánico, me sirvió para tomar coraje y reclamar a los dueños del hotel.
Mi aprendizaje: a partir de ese momento empecé a cultivarme y hacerme respetar como mujer en todos los sentidos y a sacar fuerzas de donde no las había para no dejarme pisotear por nada ni por nadie.
Sigue disfrutando tu viaje y poniendo en práctica los aprendizajes guapísima!
Un abrazo grande.